La provincia de Chiriquí se ubica en el oeste de Panamá, limitando al norte con la bella provincia de Bocas del Toro y al sur se asoma al Océano Pacífico. Una zona de selva y cultivos cuya capital, David, es la puerta de entrada a un mundo natural y atractivo.
Hasta la llegada de los conquistadores españoles, vivían aqui numerosas tribus:Changuinas, Zurias, Boquerones, Buricas, Doraces, Bugabas y Guanacas, agrupados con el nombre genérico de “Guaymíes”. Esta zona fue descubierta en 1519 por Gaspar de Espinosa. En la actualidad, es una provincia pujante y productora de alientos para el resto del país. Es también uno de los focos de atracción para el turismo de naturaleza.
Las montañas de la provincia de Chiriqui son buscadas por los amantes del avistamiento de aves o birdwatching. Desde el Parque Natural La Amistad hasta las selvas de Boquete y Volcán, hay multitud de lugares para visitar y realizar actividades de truismo activo. Caminatas en la selva, trekking de selva, visitas a plantaciones de café o el mencionado birdwatching que en esta región se complementa con el avistamiento de monos.
Las junglas comparten aproximadamente 300 especies de aves, monos aulladores, monos araña, tucanes, zorros, venados, pumas, pavos salvajes, jaguares y claro… quién va a olvidar los reptiles y anfibios. Es uno de los pocos lugares accesibles donde con un poco de fortuna, podremos ver al famoso quetzal.
Junto a la frontera entre Panamá y Costa Rica, sobre la Bahía de Chiriquí, se encuentra la Isla Palenque.A su lado, la pequeña Isla Brava, que se une a la primera por una pasarela de arena en marea baja. Palenque puede haber sido ocupada desde hace 5.000 años a.C. y fue el sitio elegido para las celebraciones más sagradas de los pueblos de la zona. Estas islas, tapizadas por una densa selva y manglares, permiten en una corta caminata desde la playa, tomar contacto con especies vegetales y animales típicas de la selva lluviosa. Aquí, la temporada de lluvias tropicales se extiende de mayo a noviembre, aunque los chaparrones suelen ser fuertes pero cortos a media mañana y media tarde.
Un secreto de Isla Palenque: al anochecer, cuando el sol se va sobre el horizonde del Pacífico, suelen bajar a la playa algunos caballos salvajes que aún viven en la isla. Se asustan con el contacto del hombre por lo que si los observas desde la distancia, podrás verlos correr y jugar entre la arena y el mar. Un espectáculo gratuito.
Chiriquí y sus rincones se van haciendo más conocidos entre los amantes del turismo de naturaleza y turismo activo de todo el mundo, que llegan buscando estas experiencias únicas.
Foto | Amable
Mas fotos | Ben Loomis
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