Las ciudades imperiales de Marruecos son sin duda alguna una auténtica joya viva que nos permiten experimentar como pasado, presente y futuro se entremezclan en una continua contradicción. Sin embargo, son muchos los viajeros que llegan a agobiarse debido a su ritmo frenético y caótico. Para ellos, existe también una ciudad imperial que les encantará.
Meknès se sitúa a tan sólo 60 kilómetros de Fez y su tamaño es mucho más reducido que la famosa ciudad vecina. Sin embargo, su pequeño tamaño esconde tesoros de una belleza arquitectónica sublime. Sin ir más lejos, su símbolo, la puerta de Bab Mansour es buen ejemplo de ello: construida en 1732, se trata de la puerta más grande de Marruecos y de todo el norte de África.
Pero Meknès no sólo cuenta con monumentos magníficos sino que su medina, coqueta y recogida, es tan interesante como la gigantesca medina de Fez. Por una parte, tiene la ventaja de ser mucho más fácil a la hora de recorrerla y orientarse, pero además, está mucho menos transitada y pasear por ella es mucho más relajado que hacerlo por las medinas de ciudades como Fez o Marrakesh.
Llegar a Meknès es extremadamente fácil ya que dispone de estación de tren en la línea Casablanca - Rabat - Meknès - Fez. Son sólo 30 los minutos que el tren tarda en recorrer la distancia entre Fez y Meknès y lo hace por 20 dirhams (unos 1,80€).
¡Una visita totalmente recomendada en Marruecos!
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