Canadá es un país que en los últimos años, en lo que a turismo respecta, ha evolucionado a pasos agigantados. Si bien durante décadas no fue considerado un destino con muchas maravillas para ofrecer (salvo los bosques habitados por osos que todos veíamos en las películas) han aprendido a explotar al máximo cada uno de los elementos que la naturaleza y el clima les proporciona.
Un claro ejemplo es el fantástico Hotel de hielo, que año tras año durante el invierno construyen en la parte occidental de Quebec. Para el armado de este palacio, los lugareños emplean 12 toneladas de nieve y 400 toneladas de hielo (si estas cifras te parecen irrisorias imagínate la cantidad de personas y horas que se emplean para llevar a cabo la obra). Pero lo cierto es que más allá del esfuerzo y la cantidad de hielo que se gasta, el resultado es una joya arquitectónica verdaderamente asombrosa.
A la entrada del palacio, lo primero que se vislumbra es un gran salón con inmensas paredes esculpidas en hielo y también excéntricos candelabros en el mismo material. Los techos, que alcanzan los seis metros de altura, también están cubiertos por esculturas heladas y por todas partes se ven muebles de estilo geométrico totalmente transparentes. Quienes decidan pasar una noche en este lujoso hotel de hielo, además de la arquitectura y las obras de arte, podrán tomar un trago en el “bar on the rocks”, disfrutar de una bañera caliente admirando el cielo y dormir en una cama hecha de pieles gruesas de venados. La temperatura dentro del hotel, de más está decir que se encuentra varios grados bajo cero. Es por eso que se recomienda a quienes quieran vivir esta experiencia, que lleven suficiente abrigo, varios pares de calcetines y alguna bebida espirituosa que los ayude a mantener el calor corporal durante la noche, ya que el bar cierra por la madrugada y reabre al otro día para servir el desayuno. Un imperdible para aquellos viajeros que buscan destinos excéntricos y poco convencionales.
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