Aunque Gijón es más conocido por otros aspectos de su gastronomía, especialmente los marineros, una oportunidad que los más golosos no podrán dejar pasar es la de hacer un recorrido por los dulces más típicos con Gijón Goloso.
Gijón Goloso es una ruta gastronómica, pero basada exclusivamente en elaboraciones dulces, una iniciativa de la Oficina de Turismo de Gijón enmarcada dentro del Plan de Competitividad Turística para el Turismo Gastronómico del Principado de Asturias.
Consiste en la compra de una tarjeta con distintos vales que podremos ir canjeando por los dulces de cada pastelería, que se pueden tomar allí mismo o en algunos casos nos los pueden preparar para llevar.
Entre las opciones, encontramos postres tan emblemáticos como las "Princesitas" y la pasta de nuez de la confitería La Playa. También hemos tenido oportunidad de probar el desmigado de avellanas y queso de Varé de Balbona, la teja de almendra de La Fé o el Amagüestu de Pomme Sucre.
Otras delicias que están incluidas en Gijón Goloso y que nos quedamos con las ganas de saborear son la tarta gijonesa (Agüera), el latido de manzana (Argüelles), la casadiella asturiana (Biarritz), el pañuelo de chocolate (Chokoreto), la trufa de manzana (Gloria), bombón de cabrales y nueces (Imperial), el semifrío de arroz con leche (La casa del chocolate), mouse de limón (San Antonio), forgaxes (Sebastián).
Para el veranito, nos esperan dulces refrescantes como el helado de manzana (Coppelia), el de arroz con leche (Islandia) o el helado bombón (La Ibense).
Imagino que se os ha hecho la boca agua, y es que no es para menos. Junto a la tarjeta Gijón Goloso tenemos una guía que nos va detallando cada postre, sus ingredientes, elaboración, historia del establecimiento... junto a un "dulce glosario" y un mapa con las pastelerías indicadas.
Tradición confitera gijonesa
Actualmente la ciudad cuenta con 65 confiterías, la más antigua de cuantas permanecen en activo es La Playa que se fundó en el año 1921 a los pies del mar. En aquellos años lo que se estilaba era vender los pasteles y los chocolates por la calle, carromato en mano. Trece años más tarde se inauguró La Ibense, que abría solamente los veranos para vender helados.
El consumo de chocolate llegó a ser tan elevado que el puerto del Musel fue el lugar del país donde más cacao desembarcaba, proviniente de Ámerica. Gijón llegó a tener en los años 80 más de cien confiterías.
Los confiteros gijoneses en su mayoría no provienen de afamadas escuelas internacionales, sino que se han enseñado el oficio unos a otros y han aprendido generación tras generación en muchos casos especializándose en elaboraciones caseras tradicionales.
Algunos de los postres más emblemáticos de la ciudad se han creado en la segunda mitad del siglo XX, y muchos de ellos están a nuestro alcance con el Goloso.
En total, con Gijón Goloso se pueden probar 16 especialidades, emblemas de otros tantos establecimientos de la ciudad. La tarjeta de Gijón Goloso para cinco degustaciones cuesta 7 euros, y la de diez degustaciones se puede comprar por 13 euros, tanto online como en las oficinas de InfoGijón.
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