Suele decirse que Kazan es una de las ciudades más bonitas de Rusia, y razón no le falta. Pero si hay un lugar verdaderamente mágico en la capital de Tatarstán, un lugar que acapare todas las atenciones, es su Kremlin; en mi opinión, mucho más encantador que aquel de Moscú.
Por supuesto, y como en todo, es cuestión de opiniones. Pero a mis ojos, la sencillez del Kremlin de Kazan le otorga un aire de romanticismo que el Kremlin de Moscú, con su devastadora opulencia y su turismo masificado, de alguna forma ha perdido.
La entrada al Kremlin de Kazan es gratuita, por lo que se ha convertido en un espacio de libre circulación de los propios habitantes de la ciudad, especialmente al atardecer. La puesta de sol es un espectáculo digno de verse.
Y no sólo por las vistas sobre el río. Cuando el sol comienza a ponerse, los blancos edificios que componen el Kremlin se tiñen de tonos dorados, destacando entre todos ellos la magnífica Mezquita Qol-Sarif, la más grande de Europa, y de apenas seis años de antigüedad.
Otras construcciones ante las que no podéis dejar de deteneros son la Torre Siuyumbike, de cuya curiosa leyenda ya hemos hablado anteriormente en este blog, así como la Catedral de la Anunciación, sobre cuyas cúpulas bulbosas, azules y estrelladas, siempre vuelan los pájaros.
Pero, como digo, lo mejor del Kremlin de Kazan es la sensación que transmite en conjunto: un lugar lleno de romanticimo en el que os encantará pasear y dejar pasar las horas.
Imagen | Carmen En Diario del Viajero | Candados del amor en un puente de Moscú , La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, en San Petersburgo