Comentábamos hace muy poco que la semana pasada la famosa Fontana di Trevi en Roma había sufrido un sabotaje al ver sus aguas teñidas de rojo y que sus esculturas y mármoles podrían haberse dañado.
Hoy debemos hacer referencia a otro complot que se lleva a cabo cada día para destruir poco a poco otro de los grandes atractivos italianos: la Piazza San Marco de Venecia. Y esta vez, las activistas que ponen en peligro el patrimonio artístico son las palomas.
Como bien sabemos todos los que alguna vez pusimos nuestros piecitos en tremenda plaza, las palomas se han adueñado casi por completo del lugar. Es más, para muchos lamentablemente, se han constituído en un atractivo en sí mismas. Jugar con los animalitos, darles de comer, aguantar se se suban por piernas, brazos y cabezas, y ésas cosas. Mientras, a sus espaldas, se levanta una de las más bellas obras maestras de la arquitectura: la Basílica de San Marco.
Después de un arduo debate popular y político (muy al estilo italiano), el alcalde de Venecia, el filósofo Massimo Cacciari, acaba de anunciar el inicio de la guerra a las palomas de la Piazza, que a partir del 2008 se extenderá al resto de La Sereníssima
En principio, se ha dispuesto despejar la plaza de los puestos de venta de comida para aves (gran negocio) y así evitar la presencia de miles de ejemplares robustos y vigorosos de Columba livia (o sea la paloma común). La ecuasión es fácil: menos comida, menos palomas, menos caca de paloma. Pero los señores que viven de la venta de alimento para aves, no lo ven tan claro y tampoco se hacen cargo del dicho popular :"la culpa no es del chancho (en este caso, las palomas) sino del que le da de comer". El Alcalde quiso convencerlos de que busquen otro medio de vida. Y los comerciantes, ni lentos ni perezosos para hacer negocios (¡ que son venecianos !) abrieron "sucursales" para vender arroz frente al Palazzo Cavalli (cerca del puente de Rialto) donde se celebran las bodas civiles.
En los últimos tiempos se ha puesto de moda casarse en Venecia y miles de italianos y extranjeros (más de 1.000 parejas en el 2006) dan el sí en la ciudad de Marco Polo, para luego sufrir la lluvia de arroz acostumbrada. Y agazapadas esperando que se vayan los novios, ¿quienes están? Sí, claro. Las palomas, otra vez.
Vía | AFP Google news