Por "repoblación" se entiende el proceso de consolidación del territorio conquistado a Al-Andalus durante la Reconquista, entre los siglos VIII y XV. La sola existencia de pobladores aseguraba la defensa de la tierra y su incorporación definitiva a la Corona. Repoblar significaba (entre otras cosas) restaurar o crear un aparato productivo y la Iglesia fue uno de los agentes privilegiados y activos en este proceso.
Los conventos empiezan a construirse en el territorio de las Terres de l'Ebre con la repoblación, hacia el siglo XII. Veamos aquí dos de sus mejores ejemplos, dignos de una vista:
En 1985 el conjunto de la montaña y el Convento fueron declarados Monumento histórico-artístico y si bien éste se encuentra en ruinas, la Iglesia está abierta y con culto. Últimamente se están restaurando los altares románicos y algunas estancias del convento, donde vivían monjes haciendo vida eremítica. Todavía pueden verse los restos de las antiguas ermitas de San Pablo, San Onofre, San Antonio y Santa Bárbara. Actualmente es un lugar de peregrinación.
La historia se repetiría en 1853 cuando es incendiado aunque las religiosas volvieron a ponerlo en pie. Nuevamente en la época de la Guerra Civil Española, en 1936, fue atacado y nuevamente debieron huir dejándolo atrás. Recién en 1958 pudo volver a ser habitado con continuidad. Estas idas y vueltas es la causa de la perdida de gran parte de su patrimonio en libros y objetos preciosos, y del archivo monástico. En el claustro del Convento se conservan las ruinas de un edificio anterior del que se conservan los arcos de lo que pudo ser la capilla o los dormitorios de Sant Miquel de los Templarios.
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