A la falta de perspectiva solemos responder con una de mis frases hechas favoritas: «que el árbol no te impida ver el bosque». Y es que ver el bosque es importante, tanto en su sentido metafórico como estrictamente literal. Porque si contemplamos con la suficiente atención el bosque por el que estamos paseando, entonces sabremos muchas cosas que de otro modo nos habrían pasado desapercibidas… como si un gran árbol nos cegara la visión.
Por ejemplo, si estamos ante un bosque muy frondoso, entonces probablemente estamos en un lugar donde la presencia de agua es abundante. Según dónde crezca el musgo en los troncos de los árboles también puede ser indicativo de dónde está el Norte.
Y si el bosque está compuesto por árboles que nos recuerdan a la torre de Pisa por su inclinación (o si somos más justos, a la capilla de Suurhusen, en Alemania, que está aún más inclinada que la de Pisa, según el Libro Guinness de los Records), entonces es que el lugar que estamos pisando es frecuentado por vientos muy fuertes. Y también sabremos en qué dirección suelen soplar.
Árboles inclinados Made in Spain
Los encontramos, por ejemplo, en el valle del Ebro, sometidos al machacón cierzo que por allí sopla tan a menudo, en el Ampurdán o al norte de Baleares, feudo de la famosa tramontana, o también por las Islas Canarias, en las vertientes Norte (N) y Este (E), donde los vientos alisios soplan un día sí y otro también (especialmente en verano), sometiendo a reverencia a los pinos canarios, castaños, laureles, tilos… que pueblan las laderas de barlovento.
Bosques borrachos
A pesar de lo que dicta la intuición, la razón estricta que provoca que los árboles parezcan haber nacido torcidos, como a punto de ejecutar una genuflexión versallesca ante el Monarca del Viento, no es siempre la fuerza con la que sopla determinado viento. Hay otras causas que, por ejemplo, producen los llamados Bosques borrachos.
El calentamiento experimentado en los últimos años en latitudes altas del Hemisferio Norte está provocando una fusión acelerada de ese suelo congelado, perdiendo los árboles parte de sus anclajes, lo que les lleva a inclinarse de forma aleatoria.
Fotos | Abadía Digital | Wikipedia