La iconografía motorizada estadounidense ha construido la leyenda de la Ruta 66, carretera abierta en 1926 que conectaba Chicago con Santa Mónica a lo largo de 3940 kilómetros. La vía sirvió para llevar inmigrantes al oeste durante la Gran Depresión y se hizo famosa gracias a un blues de finales de los cuarenta y a una serie de televisión en los sesenta. Había nacido el mito de la recta interminable. Aunque la ruta desapareció en 1985, miles de turistas se lanzan cada año buscando el sabor de road movie norteamericana.
Existe, sin embargo, otra ruta histórica menos conocida pero quizá más interesante, sobre todo para los muchos españoles que viajan cada a Estados Unidos. La Old Spanish Trail. Va desde St Agustin, en Florida, hasta San Diego en California. Atraviesa ocho estados y recorre 4.000 kilómetros. A diferencia de la R66, la OST supone un auténtico costa a costa, del Atlántico al Pacífico, y sobre todo se asienta sobre el profundo pasado español en Norteamérica.
El desierto que hay entre Arizona y California se extiende ante mí; el verdadero conquistador de estas salvajes tierras fue Juan Bautista de Anza, quien nació en 1763 en el actual México, cerca de Arizpe. Anza fue el primer blanco que consiguiera penetrar por vía terrestre desde el sur de Arizona hasta el Océano Pacífico, en la Alta California, en una odisea de 1.200 kilómetros que ríete tú de la Anábasis de Jenofonte y sus 10.000 griegos por Persia. Por lo menos los yanquis le han reconocido la gesta a través del Anza Trail y el Anza Borrego Deserte State Park, el mayor parque estatal de California.
La conquista de las Californias (alta, media y baja) para la corona española se debe por igual a frailes y soldados. La costa oeste del nuevo continente ya se había recorrido hasta Alaska por los barcos españoles que zarpaban desde los puertos mexicanos de Nueva España, pero el agreste territorio del interior estuvo prácticamente sin hollar hasta la expedición de Gaspar de Portolá en 1768, quien al año siguiente divisaría una gran bahía natural que hasta entonces los navíos habían pasado de largo. Ninguno descubrió la estrecha entrada que hoy cruza el Golden Gate hasta que el San Carlos de Juan de Ayala penetró en su interior en 1775. La bahía por fin recibiría su nombre el día 28 de marzo de 1776 cuando arribó por tierra el legendario explorador Juan Bautista de Anza.
Juan Bautista de Anza nació en 1763 en el actual México, cerca de Arizpe. Hijo de un militar español asesinado por los apaches, se alistó joven en el Ejército. Con 24 años ya era capitán. Destacado en lo que hoy es Arizona, solicitó permiso al Virrey de Nueva España para intentar una vía terrestre hasta California. En 1774 marchó con 20 soldados, 3 curas y 140 caballos a través de un pelado e ignoto desierto, territorio de los indios yuma y de las serpientes de cascabel. Este arenoso páramo se llama hoy de Anza-Borrego y es un parque estatal. Tras grandes penalidades y trabajos, llegaría con todos sus hombres hasta las costas de Monterrey. España pretendía entonces reforzar su presencia en Alta California para frenar el avance ruso desde Alaska y le concedió permiso para una segunda expedición que esta vez llegaría hasta el corazón de esa gran la bahía que él llamó de San Francisco.