La crisis financiera mundial ha afectado a todos los ámbitos y, el arte, no ha sido ajeno a la problemática. Al menos eso es lo que sucede en los Estados Unidos donde los museos, galerías de arte, teatros y demás instituciones dependen, y mucho, del aporte económico de compañías multinacionales e inversores privados que se han visto perjudicados por la crisis y que, a partir de ahora, dejarán de donar su dinero o reducirán las cantidades drásticamente.
De este modo ya son varias las instituciones que debieron recortar gastos, reducir el personal y el presupuesto, entre otras medidas que buscan poder esquivar la problemática. "Sabemos que una tormenta avanza sobre el mar y que tocará tierra. Pero todavía no sabemos qué tan intensa será y cuándo llegará”, graficó el director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Glenn Lowry.
Es que el dinero privado es uno de los máximos soportes que el arte tiene en los Estados Unidos. Por ello, durante el 2006, se donaron para ese fin 12.500 millones de dólares. En tanto, este año, el programa público de apoyo al arte, National Endowment for the Arts, sólo aportó 145 millones de dólares.
Pues ahora, en plena crisis financiera, los museos solo muestran preocupación por temor a que las donaciones cesen y el arte se convierta en una nueva víctima de la economía.